Si hace un mes, alguien dice que el Madrid a estas alturas estaría a cuatro puntos del Barça, le habríamos tomado todos o casi todos por loco. Pero lo que hace un mes era poco menos que una quimera, hoy se ha tornado realidad.
El punto de inflexión probablemente fue el partido que el Barcelona jugó contra el Betis en el Ruiz de Lopera. Que un equipo como el Betis marcara 2 goles al Barça en 30 minutos sorprendió a propios y a extraños, pero más sorprendente aún fue la victoria del Espanyol en el Camp Nou, con la imagen de un Barcelona desquiciado, sin ideas y sin esa presión sobre el rival tan característica que los culés realizaban al comenzar la temporada.
Estas carencias se vieron también en Champions contra el Lyon, donde el Barça se vio arrasado por los franceses durante 30 minutos en los que la defensa y el portero dieron una imagen endeble.
Pero sin embargo, la puntilla llegó ayer, cuando el Barça desperdició una ventaja de dos goles y acabó saliendo derrotado del Vicente Calderón tras un partido loco (4-3) y con muchas ocasiones. Lo más alarmante fueron los errores defensivos y la falta de seguridad de Víctor Valdés en la portería. El Barcelona no es el mismo equipo de hace meses, quizá por un más que entendible bajón físico o quizá porque los equipos le han empezado a tomar la medida.
A todo esto, el Real Madrid sigue con su racha triunfal liguera y encadena ya 10 victorias seguidas. La remontada es un hecho y la solidez y seguridad del equipo auguran más victorias y más presión para el hasta ahora líder de la Liga. Si esta Liga se juega con el corazón y no con la cabeza, el Real Madrid tiene todas las papeletas de ganarla. Ya lo dije la semana pasada, el Real Madrid ha ido alimentando su leyenda a base de remontadas épicas y casi impensables en muchas ocasiones.
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